Nuevas formas para vacacionar en Argentina y reencontrarse con la naturaleza. 

¿Quien no jugó en una casita en el árbol o no soñó alguna vez con vacacionar en el corazón del bosque o selva? En el último tiempo, los alojamientos exóticos como treehouses o lodges se impusieron en países como México, Colombia, Estados Unidos o España. Una tendencia que crece año a año, de a poco llega a nuestro país para combinar confort y sustentabilidad. 

Para quienes buscan vivir experiencias en la naturaleza, la mayoría de los consejos sugieren cargar la mochila y levantar la carpa o refugiarse en una cabaña. Sin dudas es una forma agradable de tener una aventura en los rincones más inhóspitos de Argentina, pero para quienes buscan el confort de un hotel dentro del bosque o selva hay otras opciones. 

En esta ocasión, en Tiempo Libre Guzman recorremos cabañas emplazadas en árboles y lodges para disfrutar de una estadía exótica. 

LODGES Y TREEHOUSES PARA UNAS VACACIONES EXTRAORDINARIAS

Los hospedajes en árboles -también conocidos como treehouses- no abundan en nuestro país. Por ahora, son pocos los alojamientos que ofrecen servicios de confort. Sin embargo en Colombia, México, España, Portugal o África hay parajes que ofrecen una experiencia cercana con la naturaleza y las mejores comodidades. 

La tendencia a nivel mundial de a poco comenzó a probarse en Argentina. En Tandil, provincia de Buenos Aires, Elena Hostel ofrece cápsulas y treehouses para un alojamiento sustentable y diferente. Las casitas en los árboles tandilenses están a unos cuatro metros de altura, rodeadas de un bosque centenario. Están diseñadas para alojar a dos personas con cama matrimonial, televisión y baño privado. Además, la propuesta incluye desayuno gourmet, toallones e insumos de higiene. Dormir en la oscuridad del bosque bajo las estrellas puede ser una experiencia a la altura del juego y la recreación.

Otra experiencia se puede vivir en Misiones: a ocho metros de altura, en las copas de los árboles, se vislumbran unas cabañas encantadoras de madera y roca basáltica con diseño ambiental de Cuña Pirú Lodge, que en guaraní significa “mujer flaca”. Este alojamiento está diseñado para que quien se hospede se sienta parte de la selva. Se encuentra ubicado a 400 kilómetros del Parque Nacional Salto Encantado. 

“Contamos con veinte hectáreas de selva, piscina, senderos y la posibilidad de avistar todo tipo de aves. Se suelen ver monos titís y coatíes en la zona. Cada huésped tiene una hectárea”, resaltan quienes administran el alojamiento. El programa ideal es el senderismo pero el lugar también cuenta con una piscina en plena selva, ideal para conectar con el ambiente natural. Todas las cabañas cuentan con equipo de mate, hamacas paraguayas y una vista increíble.

Otro tipo de alojamientos que se está popularizando son los Lodges. Se trata de alojamientos apartados de las grandes ciudades que se caracterizan por la sustentabilidad y cuidado por el medioambiente. En Argentina, hay diferentes opciones desde los rincones patagónicos hasta el corazón de la selva misionera. Estas propuestas son ideales para disfrutar al máximo el contacto con la naturaleza y además garantizan privacidad y servicio personalizado.

En el sur, uno de los hospedajes más exclusivos es “Aguas Arriba Lodge”. La estancia se encuentra  ubicada sobre la margen Este del Lago del Desierto (Chaltén). Emplazada sobre el lago en una bahía protegida de los vientos del noroeste y que en los días calmos se pueden ver las truchas por las ventanas.

La propiedad está dentro de las inmediaciones de una reserva provincial, lindera con el Parque Nacional los Glaciares. Se puede acceder por agua: son 15 minutos de navegación desde la punta sur del lago divisando toda la costa, los saltos, las condoreras, los glaciares colgantes, o recorriendo el sendero a pie, son tres horas de marcha por la senda que une la cabecera Sur con la cabecera Norte.

La propuesta es una cabaña de montaña, rústica, construida en su totalidad con madera, gran parte extraída de un bosque quemado de la Patagonia norte que se buscó aprovechar. Dentro de su rusticidad, la cabaña ofrece mucha calidez porque cada rincón estuvo pensado para que se pueda disfrutar del mejor confort. El lodge está abierto de octubre a abril.

Otra propuesta, es Margay que se encuentra en el corazón de la selva paranaense. En vehículo particular solo se puede acceder con 4×4, está ubicada a 280 km de Posadas, 290 km de las Cataratas del Iguazú, 40 km de El Soberbio y a tan solo 67 km de los Saltos del Moconá. Tiene una capacidad biofísica y social para albergar unas 30 personas en un predio de 58 hectáreas. 

“De esta manera reducimos el impacto en el ecosistema para preservar con vida sus organismos (flora y fauna) mientras mantiene su productividad, adaptabilidad y capacidad de regeneración natural. Durante la estadía se podrán disfrutar platos gastronómicos de excelencia y quienes accedan podrán disfrutar de recorrer los senderos de la selva misionera, bañarse en arroyos, apreciar los saltos del Moconá o conocer la cultura Guaraní”, destacan quienes gestionan el espacio. 

Por último, a tan solo dos horas de las Cataratas del Iguazú se encuentra Yacutinga Lodge con un Refugio Privado de Vida Silvestre, en lo profundo de la selva. Más allá del verde que custodia las construcciones, el lodge es un refugio confortable que está mimetizado con el ambiente.

“En Yacutinga, el viajero amante de la naturaleza logra disfrutar de un ambiente único, pudiendo navegar sus aguas tranquilas para explorar y descubrir su rica biodiversidad”, subrayan quienes administran el lugar. Las habitaciones están diseminadas en la selva y rodean a la distancia al edificio principal. Consisten en módulos de alojamiento independientes, cada uno con cuatro habitaciones, las cuales tienen un estilo rústico muy confortable, además de baño privado con agua caliente durante todo el día. 

Sin dudas, este tipo de hospedajes, al igual que los Domos que destacamos en una nota anterior de Tiempo Libre Guzman, ofrecen una experiencia cómoda y de bajo impacto. Y, mejor aún: la sensación de estar fuera de tiempo donde se puede meditar, practicar yoga y consumir productos agroecológicos. Algunas parecen casas encantadas, con un estilo rústico que integra detalles minimalistas para que la protagonista sea la naturaleza. 

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